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Seguramente has visto que la manzanilla nunca puede faltar en la casa en una cafetería o en un restaurante porque siempre es la mejor alternativa para mejorar nuestra digestión una vez hemos terminado el postre.

Pero para apreciarla aún más es importante que conozcas su origen, que se remonta a la zona mediterránea, aunque se extiende por toda Europa.

Es en el interior de los capullos florales de color blanco y amarillo de esta asombrosa planta que se concentran sus propiedades curativas.

Gracias a sus efectos desinflamatorios y antiespasmódicos es eficaz en el tratamiento y la prevención de gastritis, flatulencia y dolor de estómago.

De la misma manera, su acción relajante alivia los dolores menstruales, la ansiedad, los nervios, el estrés y el insomnio. También calma y cicatriza irritaciones y heridas leves en la piel.

La manzanilla será tu mejor aliada no solo porque contiene flavonoides, ácidos grasos y vitamina C sino también sustancias micilaginosas y amargas, responsables de sus propiedades antisépticas.

Un consejo: Si consumes su infusión en ayunas, aliviarás poco a poco tu gastritis crónica y úlceras en el estómago. Sii tienes problemas de vesícula y de gases, mezcla partes iguales de manzanilla con toronjil o menta y bebe la infusión después de cada comida.

Cómo preparar una infusión de manzanilla perfecta en tan solo 4 pasos

1. Vierte una taza de agua hirviendo sobre una o dos cucharadas de flores de manzanilla secas.
2. Deja reposar con la taza tapada duarnte 10 minutos.
3. Cuela
4. Bebe tu infusión caliente después del desayuno, comida y cena.